¿Qué tratamiento para el agua de mi piscina?
Una amplia variedad
Si el sistema de filtración asegura un recirculado en superficie del 80% de impurezas o hojas, siempre quedarán algunos gérmenes patógenos que deberán ser eliminados gracias al tratamiento del agua.
De hecho, el agua de una piscina debe ser tanto desinfectada (para eliminar los gérmenes y evitar la proliferación de algas, fenómeno conocido como fotosíntesis) como desinfectante (para destruir las contaminaciones externas y evitar cualquier transmisión de un bañista a otro).
Existen diferentes productos para tratar el agua de la piscina: cloro, bromo, oxígeno activo, ultravioleta, electrólisis de sal, entre otros… Algunos son manuales, otros se pueden regular automáticamente.
Cada uno tendrá un papel específico (desinfectante, oxidante…) y algunos no serán suficientes si se usan por sí solos. Los tratamientos químicos desinfectantes permiten erradicar microorganismos como bacterias o hongos. Los tratamientos oxidantes permiten descomponerlos.
El primer indicador sigue siendo el pH (acidez del agua). Este se mide en una escala de 1 a 14 (de más ácido a más básico). La regla es simple, debe estar alrededor de 7 (neutral). Ningún producto será efectivo si este no está regulado. Una vez medido, se utiliza pH+ o pH-.
Aquí algunos detalles sobre cada método de tratamiento que pueden ayudarle en su elección:
- Cloro
El cloro está disponible en diversas formas (pastillas, líquido, gránulos…), siendo tanto desinfectante como oxidante. Siendo el más común y utilizado en comunidades, su eficacia está más que comprobada. También tiene la ventaja de ser relativamente barato y fácil de usar. Como inconveniente, si se dosifica mal, puede desequilibrar su pH y generar un olor desagradable.
Los productos llamados «cloro-choque» se utilizan de vez en cuando para recuperar el agua turbia y eliminar las algas. ¡Tenga cuidado de no mezclar productos de tratamiento con cloro-choque!
- Bromo
El bromo, disponible en forma de pastillas o tabletas, tiene las mismas características que el cloro, salvo que no emite mal olor. Su disolución es más lenta y su uso más preciso. Su costo es más elevado, por lo que sigue siendo ideal para spas.
- Oxígeno activo
En forma líquida o de gránulos, el oxígeno activo (o H2O2) es un oxidante eficaz, especialmente contra las algas. Al igual que el bromo, el oxígeno activo es muy reactivo, se puede utilizar en todo tipo de revestimientos. Sin embargo, requiere atención y resiste mal los cambios de temperatura y los rayos UV. No se recomienda para piscinas en residencias secundarias. Su acción es oxidante, no desinfectante. También es muy sensible al pH del agua y a los rayos UV.
- Ultravioleta
Gracias a una lámpara integrada en el filtro de la piscina, los rayos UV destruyen bacterias, microbios y algas. Este procedimiento no químico tiene un costo elevado y requiere reemplazar la lámpara cada 8000 horas. Se usa poco en piscinas familiares como tratamiento general.
- Electrólisis de sal
Este proceso automático convierte la sal en cloro mediante electrodos. Es el tratamiento más utilizado después del cloro. Al inicio, se deben verter sacos de sal en el agua y el electrólisis se encarga del resto. Este tratamiento no es irritante y tiene un bajo costo (aparte de la inversión inicial). Es algo más sensible que el cloro a los cambios de pH, pero se puede equipar con un regulador.
- Ionización cobre/plata
Es una receta tradicional (lejía y sulfato de cobre) que ha evolucionado, pero sigue siendo poco utilizada. Puede reducir el uso de cloro, pero su costo de instalación sigue siendo alto. También es difícil controlar la dosificación de los iones de cobre y plata, ¡cuidado con la piel! El pH debe controlarse con regularidad y se recomienda encarecidamente comprar un regulador.
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